En primer plano resalta un cuerpo mutilado, recién occiso, al que todavía se le hace legible el gesto de espasmo en los ojos. La sangre corre hasta encharcarse y las vísceras, que se le asoman desde el vientre, entran en un rápido proceso de descomposición.
De repente el cuerpo se inmuta y poco a poco recobra la marcha. Muge con los brazos por delante. Anda a rastras con la mirada perdida, con el inconsciente despierto.
Después, en un plano panorámico se alcanza a ver un horizonte atiborrado de otros inhumanos que no hacen otra cosa que amontonarse en la miseria.