El sentido que adquiere el cuerpo dentro del rubro artístico se teje en estilos, lenguajes y creencias, que a su vez definen una introspectiva capaz de analizar lo que somos de manera profunda e irrepetible.
Si bien el cuerpo humano se considera armonía y medida de todas las proporciones, hasta este punto el artista se convierte en intérprete de esos dotes. Su trazo perceptivo permitirá plasmar o captar toda forma que la imaginación albergue.
Así pues, desde la apreciación anatómica hasta la transfiguración humana, arterias y venas se enmarañan para alimentar los artificios que día a día hacen amanecer con los párpados un vislumbre de vida.