jueves, febrero 07, 2013

De cuando G. Romero pensó al hombre

En primer plano resalta un cuerpo mutilado, recién occiso, al que todavía se le hace legible el gesto de espasmo en los ojos. La sangre corre hasta encharcarse y las vísceras, que se le asoman desde el vientre, entran en un rápido proceso de descomposición.
De repente el cuerpo se inmuta y poco a poco recobra la marcha. Muge con los brazos por delante. Anda a rastras con la mirada perdida, con el inconsciente despierto.
Después, en un plano panorámico se alcanza a ver un horizonte atiborrado de otros inhumanos que no hacen otra cosa que amontonarse en la miseria.