viernes, diciembre 01, 2006


La hibridez de un par de genios; H. G. Wells (malcom McDowell) y Jack el destripador, eminente asesino en serie de 1888, en disputa por una máquina capaz de viajar en el tiempo.
La trama se desenvuelve en plena casa del doctor Wells, quien había confesado en medio de una cena convocada por él mismo su gran descubrimiento; la máquina del tiempo. Después de la confesión las autoridades irrumpen el citado en busca de Jack el destripador, a Wells le parece absurdo, pero después descubren en el maletín de uno de sus mejores amigos un guante teñido de sangre, evidencia de una previa perpetración. Wells empieza a entender la situación. Por tanto se registra cada rincón de la casa, pero no aparece rastro alguno del asesino, y Wells no tarda en argüir que el psicópata había elegido usar su invento para lograr una huída sin huella alguna.

Wells termina almorzando en un Mcdonalls, perplejo de la mutación social y de la “libertad” que todo individuo goza en comparación de su época.

Un tributo en cierta manera a uno de los autores que le dio vida al genero de ciencia ficción, un visionario que anhelaba poder ver sucesos al los cuales se anticipó , como el desarrollo tecnológico, feminismo y la “utopía” política (que, aunque nunca fue como la imaginó, la globalización la sustituyen).